Después
de la experiencia del primer día, trayecto aeropuerto Trípoli, pensaba que nada
me asustaría ya en mi estancia en Trípoli, la verdad que he practicado pocos
deportes de riesgo, he hecho escalada, descendido algún barranco, etc. pero la
experiencia de circular como acompañante en un vehículo por la ciudad de
Trípoli es como practicar cualquier deporte de riesgo, cuando vuelva a España
si me decido alguna vez a hacer puenting o algo parecido será pecata minuta,
comparado con esto.
Partimos
de la base que los hombres, repito, los hombres aquí nacen con el carnet de
conducir, es decir, no necesitan presentarse a ningún examen, ni ir a ninguna
autoescuela para obtenerlo, simplemente cuando alcanzan mayoría de edad lo
solicitan y ya lo tienen. Otra cosa diferente son las mujeres. Estas si que
necesitan aprender en una autoescuela, y hacer un examen de capacitación. Los
coches de autoescuela llevan dos volantes, uno a cada lado y generalmente es
una mujer la que se encarga de enseñar, ya que no estaría bien visto que un
hombre fuera en el coche y enseñara a una mujer que no es la suya.
En el tiempo
que llevo, ya una semanita, creo haber contado no mas de diez semáforos en toda
la ciudad, por lo menos la parte que conozco, no hay semáforos, ni cedas al
paso, ni pasos de peatones ni na de na. Para pasar un cruce, hay que meterse
poco a poco, hasta que el que viene por tu derecha, o por tu izquierda no le
queda más remedio que parar. Las rotondas son un espectáculo ya que cuando
llegas a elle y tienes que girar a la izquierda lo normal es rodearla y luego
girar, pues aquí no, tu puedes rodearla y dejarla a tu izquierda o pasar de
ella y dejarla a tu derecha, que viene uno de frente pues paras o no, y para
el, tocas un poco el pito, que es tradición y cada uno por su camino.
Es raro
ver a un conductor que no vaya hablando por el móvil, yo creo que debe haber
alguna norma municipal que obligue a llevar el móvil en la oreja, yo lo hago
para que no me digan nada. También es habitual ver a algún niño de no más de 14
años, conduciendo, y su padre al lado enseñándole. Y por no hablar del cinturón
de seguridad, que debe estar prohibido ponérselo.
Por
cierto para cruzar una calle, pues hay que ser valiente, da igual que sea una
vía rápida y ancha o una callecita, o por medio de una rotonda. Con decisión,
pero despacito, avanzando poco a poco y se terminan parando y lo que es mejor
no dicen nada.
Todo
esto para una ciudad de un un millón y medio de habitantes, con infinidad de
vehículos es toda una aventura diaria, tanto el andar por su calles como
circular en coche por ellas, pero no he visto ni una sola discusión por el
trafico, pitan y pitan, supongo que por tradición, pero asumen los atascos,
asumen que un coche tenga prisa y se suba a la mediana y haga 500 metros por ella,
asumen que las motos circulen por la acera, asumen que un camión se meta por
una calle estrecha en dirección contraria y a los que vienen de frente les
toque ir marcha atrás etc.
Y a
todo esto, ¿Dónde está la
Policía Municipal, la Guardia Urbana? Pues si algún
día veo alguno, prometo contarlo en este blog.
BUENA
CAZA.
5 comentarios:
Jo macho... parece la selva
O sea, que tu carnet no te sirve porque acojona el trafico y no puedes sacar otro porque no eres mujer.¿Entendi bien?
Bueno Jaime pues yo creo que has salido ganando con este cambio de blog, me gusta más. Abrazos.
Va a ser algo que venga en el Corán, porque yo en El Cairo viví sensaciones parecidas. Un abrazo.
Eso es ciudad sin ley y aqui las tenemos todas
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